Como clientes, no tenemos el monopolio de la verdad, aunque siempre, el
poder para elegir, aprobar o rechazar, de volver o de nunca regresar, de
recomendar o no, de repetirnos o desechar.
Creo que es enorme el poder del cliente, y por esto, promovemos éxitos con
nuestra preferencia, negocio y lealtad. Sin embargo, también pienso que es un
poder limitado, dado que no alcanza a darle siempre la razón. Sin discusión; sin embargo, está el hecho de que el cliente siempre es primero.
De haber sido un
cliente regular en el mundo de la publicidad, Steve Jobs habría pedido pretestear el
más célebre comercial de la historia: 1984. En
la hiperracionalización de lo maravillosamente emocional, muchas de las grandes
ideas quedan varadas en ausencia de valientes dispuestos a creatividad. Veamos
lo que sucede cuando el cliente busca tener la razón, y pide un focus group para
evaluar ideas creativas de su agencia.
Veremos una
recreación del comercial 1984 en story-board, la
descripción típica utilizada para un focus group real, con los comentarios que luego
hizo la gente en una sesión y las consecuentes conclusiones.
Éste es un ejemplo en el mundo de la publicidad que lo confirma: el cliente no siempre tiene la razón.
Éste es un ejemplo en el mundo de la publicidad que lo confirma: el cliente no siempre tiene la razón.
Con frecuencia olvidamos que la gente es inteligente y deseamos explicárselo todo. Con
alguna regularidad decretamos absolutos en el territorio de lo relativo. El
hecho de que tengamos el derecho a la aprobación o al rechazo, no nos entrega la razón. Olvidamos a menudo que somos esencialmente
emoción.
La autoridad no es la
verdad, y por esto, como clientes, debemos hacerle caso a la naturaleza, escuchar el doble y hablar la mitad, enfocándonos a
lograr lo máximo de cada especialista, así como la mayor contribución de cada
experto.
La creatividad requiere de espacio, atrevimiento, visión de luces largas e intuición.
La creatividad requiere de espacio, atrevimiento, visión de luces largas e intuición.
Como cliente estoy
obligado a preocuparme porque lo mío sea negocio, buscando una justa relación
entre lo que pago y lo que recibo. Si solo busco ganar yo en una transacción,
de seguro no voy a lograr una relación. En ese contexto, el cliente debe usar su inmenso poder para obtener el máximo potencial,
de encender ánimos y provocar la imaginación; Su propósito debe ser solo lo mejor,
lo que no se había soñado posible... antes de que otros lo hagan en su lugar.
De haber sido por un
cliente tradicional, 1984 jamás habría sido el éxito que fue, a
pesar de haber sido transmitido solo una vez en el Superbowl, Aquí les dejo el comercial que habría sido destruido de haber sido por el focus group y las opiniones de laboratorio
artificial.
Soy cliente todos los días,
y atiendo clientes a diario, clientes internos y clientes externos, clientes de
todo tipo, tamaño y sabor. Sin embargo, no hay mejor cliente que aquel que
inspira a su gente a dar lo máximo de cada quien, que escucha, reconoce y
abraza, que exige y resume, que compensa adecuadamente, que aprieta pero no
asfixia.
Las recetas del
pasado muy posiblemente no sirven hoy. Lo que nos trajo hasta
aquí, no nos llevará hasta allá. Ya no solo se necesita un creativo
extraordinario, un diseño extraordinario y una producción extraordinaria, pues
también los tiempos exigen un producto extraordinario, un servicio
extraordinario y un cliente extraordinario.
Así, al cliente le
recomiendo depositar su confianza, y
prepararse para recibir compromiso elevado y atención redoblada.
Cuando soy puntilloso y desconfiado, cuando me meto en todo y presiono en cada detalle, aún en aquellas áreas que no son mi especialidad o son de mi total ignorancia, recibo solamente lo que yo doy y no todo lo que podría recibir.
Cuando soy puntilloso y desconfiado, cuando me meto en todo y presiono en cada detalle, aún en aquellas áreas que no son mi especialidad o son de mi total ignorancia, recibo solamente lo que yo doy y no todo lo que podría recibir.
Pierde el cliente que
olvida el talento de la gente que contrata, y pierde el contratado porque no
expresa todo su potencial.
- Gana el cliente que comprende que se debe al gigantesco poder de la aprobación o el rechazo.
- Gana más el cliente que sabe sumarse al equipo y se enfoca en sinergia.
- Prefiero al cliente que tiene tanto el poder del no como el del sí.
Mirá lo que habría
hecho un cliente como Microsoft de haber sido quien diseñaba el empaque de un
iPod. Desde luego se trata de una parodia y no es más que una forma de inspirar
al cliente a enfocarse ¡en cualquier cosa!, menos en más de lo mismo.
Ya que todo cambia y evoluciona pero jamas el cliente perdera la fuerza por ser nuestro tesoro mas preciado y al que nos debemos como empleados o empresarios.